Luisa Martínez, Directora Ejecutiva de la Casa Andrés Mata
Amante de los números, de la poesía y de la igualdad
Luisa Martínez, ha logrado a lo
largo de su vida conjugar sus pasiones y conocimientos con una sonrisa plena y
perenne, conocerla es contagiarse de
alegría, recorrer su vida fue navegar a través de elementos antagónicos,
que sorprendentemente conviven en ella, en una extraordinaria armonía.
Roberto Martínez procedente de Cumana y Luisa Campos de la Guanota, se
unieron en matrimonio y procrearon nueve hijos, Luisa Mercedes es la quinta
hija… su infancia transcurre en Caiguire, recuerda haber sido una niña tímida,
muy estudiosa y lectora voraz… leía todo lo que encontraba.
Su padre, el señor Roberto, dedicó su vida al trabajo, fue servidor público
del Consejo Municipal y también empleado bancario. “Mi padre nos enseñó el amor
por la lectura, él siempre estaba leyendo y lo que él leía, luego lo leía yo,
nos crió siempre inculcándonos el valor de la honestidad, la solidaridad hacia
el otro y el trabajo comunitario”
“Nosotros teníamos siempre una
visión política de la vida”
La señora Luisa, su madre…y tal como lo expresa su hija, “ella entregó su
vida a ser madre” pero siempre tuvo
presente, que la mujer tenía que estudiar para que pudiera valerse por sí
misma, lo cual, fue el impulso necesario para que la pequeña Luisa nunca dejara
de soñar y de creer en ella misma.
Recuerda alguna de las lecturas que realizó cuando niña?
-Leí muchos libros, casi todos los que leía papá, después los agarraba yo,
recuerdo Pobre Negro, Casas Muertas y Lo que el viento se llevó. Siempre leía
el periódico, libros de cuentos y los suplementos de comiquitas que nos los
intercambiamos entre los hermanos y vecinos.
En el Grupo Escolar Nueva Esparta cursa su educación primaria, en el Liceo
Cruz Salmerón Acosta, que curiosamente funcionó para ese entonces en la casa
natal del poeta Ramos Sucre, estudia hasta tercer año y egresa como bachiller
en ciencias del Liceo Antonio José de Sucre.
-Cuando nos íbamos a graduar de bachilleres, ya un grupo de compañeros y yo
teníamos mucha inclinación hacia la formación socialista, cantábamos canciones
comunistas y estaba en efervescencia la lucha clandestina y le pusimos a
nuestra promoción el nombre de Ernesto Che Guevara, otra parte del salón no
compartía nuestras razones y ellos nombraron a su promoción Miguel Otero
Silva,… ese años hubo dos promociones de miembros del mismo salón pero con
nombres distintos.
Siendo bachiller que decide estudiar?
-Yo quería ser ingeniera, pero también me gustaba mucho las relaciones
internacionales que se ejercían en la diplomacia,…pero cuando me hago bachiller
estaba la apertura femenina en los campos masculinos, y esa circunstancia me
llevó a retarme y a irrumpir en una carrera que había sido tradicionalmente
para hombres y me inscribo en la Universidad de Oriente a estudiar IngenieríaIndustrial,
curso mi primer semestre y al comenzar el segundo…salieron las Becas Gran
Mariscal de Ayacucho, tomé una planilla para estudiar Ingeniería Naval en
Inglaterra y salí.
Luisa vivió seis años en el Reino Unido, primero estudio en Brighton
Technical College y luego en Portsmouth Polytechnic de donde egresa con el
título de Ingeniera Mecánica mención Arquitectura Naval. Durante su estadía en
el viejo continente, invertía la mayor parte de su tiempo en el estudio, pero
reconoce que ahorraba muchísimo y al salir de vacaciones hacia todo lo posible
por recorrer Europa y durante sus viajes se acercó aún más al mundo cultural y
no escatimaba en disfrutar del teatro, el cine, musicales… las visitas a los
museos y hasta la opera.
-La exigencia de la universidad era muy fuerte, solo había por materia un
examen anual, pero graduarme era un gran reto, un compromiso con mi familia y
hasta conmigo misma.
“En un mundo de extranjeros, era muy
difícil integrarme a la sociedad inglesa… nunca me plantee quedarme por allá”
Cómo se inserta en el campo laborar al regresar a Venezuela?
-Al llegar traté de entrar a las empresas petroleras y a las empresas de
astilleros pero no pude, había una resistencia a que la mujer ejerciera cargos
masculinos, me decían, si necesitamos pero preferimos que sea hombre. Un día un
amigo de Cumaná me dijo que aquí en Carúpano había un área naval en el Colegio
Universitario, yo no estaba muy convencida de querer dar clases pero como no
tenía trabajo, acepté.
Luisa Martínez entra en la planta profesoral del Colegio Universitario de
Carúpano en 1980, sintió mucho temor al principio de su carrera como docente
pero le puso mucho empeño,… “era una institución muy exigente”.
Que considera usted que es lo más gratificante de dar clases?
-Definitivamente el contacto con los jóvenes, con generaciones nuevas a
medida que pasa el tiempo, eso nutre mucho y uno no se queda anclado en el
pasado, me es grato saber y sentir que yo contribuí al desarrollo de esa
ciencia en el país en los egresados de las promociones desde 1980 hasta 2007.
En 1984, el Colegio Universitario de Carúpano realiza un convenio con
Italia en el área de naval y la profesora Luisa, fue una de las seleccionadas
para recibir entrenamiento en astilleros italianos en Sicilia y Génova para lo
cual permanece de nuevo en Europa, durante cinco meses aproximadamente.
Posteriormente tras su retorno a su país, realiza una especialización con la
Universidad Gran Mariscal de Ayacucho en Gerencia en Mantenimiento.
En 1998, asume la presidencia del país, Hugo Chávez, trayendo consigo
cambios de paradigmas y estilos sustentados en la formación socialista, pero es
hasta el año 2001 cuando con la creación de las Comisiones Transformadoras y
Modernizadoras de los Institutos y Colegios Universitarios, la profesora Luisa
es convocada a asumir la subdirección administrativa de otrora Colegio
Universitario, cargo que ejerció hasta el 2007.
Cuál considera usted que fue el saldo positivo de haber ejercido ese cargo?
-Hubo muchas cosas buenas, no niego que fue una experiencia muy dura y
fuerte, pero por ejemplo se logró la automatización del sistema administrativo
en todos los departamentos administrativos, también que fuera una sola
institución no los docentes, obreros y administrativos cada quien por su lado,
eso fue muy bonito y la gente lo recuerda. Fueron muy importantes las
interrelaciones humanas que se dieron, descubrí que en la institución había un
mundo dentro de otro mundo, ese descubrimiento para mí fue muy nutritivo.
LuisaMartínez, no solo ha dedicado su tiempo a la docencia y los números,
pues su afición hacia el arte y la cultura, además de ser cultivada desde niña
se comienza a plasmar en 1986 cuando en compañía de varias personas inquietas y
preocupadas por la difusión de un cine distinto y de calidad, funda el Cine
Club Aurelio Lyón, en honor al primer fotógrafo que tuvo Carúpano, esta
iniciativa funcionó en la sala de teatro del ateneo, en el Templo Masónico, en
el Cine Lilma, en la Casa Macuro, hasta que 25 años después el proyecto del
cine club es absorbido por la Casa Andrés Mata.
Este personaje ya asumida carupanera, también formó parte del grupo que
consideró la creación de la Casa Macuro, un espacio destinado para rescatar los
valores intelectuales de la localidad, asimismo existió la motivación para
constituir la Casa Andrés Mata.
Cómo comenzó a cristalizarse el proyecto de la Casa Andrés Mata?
-Bueno IvánGómez, gran amigo e historiador, sabía que el poeta Andrés Mata
había nacido allí donde hoy funcionamos, y Monaldi también amigo pero
arquitecto nos ayudó con el proyecto, para ese entonces el gobernador del
estado era Ramón Martínez… todo se fue dando y en el 2004 la inauguramos, en
principio se pensó que la Casa Andrés Mata iba a estar dirigida hacia la
historia pero con el tiempo se le ha dado una vuelta hacia la literatura y la
poesía.
-La casa Andrés Mata es mi proyecto de vida, es un proyecto colectivo pero
me lo he tomado demasiado a pecho y a mí me encanta.
La profesora Martínez aunque ya está jubilada de educación superior no
abandona la docencia, ahora está formada como tallerista en poesía de la Casa
Nacional de las Letras y su conocimiento lo transmite a través del programa
literario que dirige y es autora del libro Desasosiego
merecedor del primer galardón en el concurso de Historias de Barrio Adentro.
“Me he dedicado a estimular la
poesía en niños, niñas y adolescentes”
Y el mar en su rugido eterno
de golfo desgastado
se escucha entre las piedras
y yo, solitaria en mi ausencia
me oculto entre velámenes
que esperan la hora de partir.
Luisa Martínez
La ingeniera, poeta, docente y de
izquierda, comparte su vida desde hace 30 años con el abogado Luis Alberto Giuliani
y a quien considera su gran apoyo. “Luis Alberto es mi brazo izquierdo, porque
es más importante que el derecho, soy zurda, él es mi amor y me apoya en todo”
Como es como madre?
-me gustaría que esta pregunta la
respondieran ellos, pero ya no soy exigente, soy cariñosa y soy el centro de la
familia. A mis hijos les he cultivado el valor de la honestidad, pero desde el
sentido de la coherencia, allí está todo, la coherencia entre la palabra, el
pensamiento y la otra…eso es la honestidad con la vida, con uno mismo.
Curiosamente sus tres hijos la perfilan
como ser humano, su vida ha estado marcada por los números procedentes de la
ingeniería, la cultura manifestada hoy a través dela poesía y el valor social
vigente en su inclinación ideológica y política.
El mayor de sus hijos, Cesar
Roberto, tranquilo y aplicado, es mimbro de la Orquesta Sinfónica Juvenil de
Venezuela bajo la dirección de Gustavo Dudamel, Gabriela en medica es
competitiva, trabajadora e inteligente y Luis Alberto, serio y amoroso es
ingeniero aeronáutico.
Para Luisa Martínez la amistad es
todo “tengo amigos desde los seis años”, para llegar a conservar la amistad, no
existen secretos, todo es no olvidar, estar pendiente y amarlos. Un buen amigo
a veces significa más que la misma familia, con los amigos el vínculo nadie te
lo crea, lo creas tú.
“Carúpano ha sido mi vida productiva, de adulta, de familia, de creación…
Carúpano ha sido mi vida”
Su capacidad creadora y de gratitud
ante su vida, es sin duda un ejemplo a seguir, a no descansar en la quietud, a
renovarse constantemente y a encontrar en uno mismo el placer de vivir.
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