Agosto 2013
Germán Plaza Rivera, sastre carupanero ejemplo de
perseverancia y tenacidad
“El día
que no trabajo, me fastidio”
Entre retazos, telas, pedidos culminados y por culminar,
transcurre la vida de uno de los sastres ícono de la comunidad carupanera,
quien con 88 años posee una sonrisa que le ilumina el día a cualquiera y unos
ojos claros rayados que resulta imposible no contemplarlos para entender de qué
color son e impresionarse que con el devenir del tiempo el señor Germán Plaza
no necesita anteojos ni para enhebrar una aguja, también cuenta con unas manos
prodigiosas que con absoluta precisión le han permitido no abandonar su pasión…
su trabajo.
En 1925 nace en Carúpano, Germán Plaza Rivera, cuarto
hijo de Gerónimo Plaza y de María Rivera, dice que siempre ha sido muy tímido,
tanto que logró salir de primaria a los 15 años, por los ataques de miedo e
inseguridad que le producían los exámenes.
Dónde estudió?
-Bueno chica, primero estudié en la casa de la maestra
Herminia Guerra, que quedaba en calle Independencia donde está hoy la Panadería
La Venezolana, allí estuve hasta los 6 años, era como el kindergarten. Después
para estudiar primaria me inscribieron en la Escuela Alejandro Ibarra, a esa
escuela le decían la escuela del maestro Agustín García Padilla y quedaba en
calle Juncal con calle Miranda donde queda hoy la Prefectura.
Con su diploma de sexto grado, Germán no quiso seguir
estudiando, para él la presión de presentar los exámenes era una verdadera
tortura, pero recuerda con placer y regocijo que disfrutaba mucho pintar y que
lo hacía muy bien.
-Una vez fui a la Botica América y a veces con las medicinas
llegaban cosas del extranjero, y encontré un concurso francés que decía: Pinte
lo que vea desde su ventana, lo envía por correo a la dirección que decía allí
y le devolveremos un obsequio. Y yo me asomé y vi un carrito de raspado, antes
le decíamos “esnobol”. Lo pinté nada mas con creyón…eso quedó lindo! Lo mande
para Francia y al tiempo me llegó mi obsequio, un libro bellísimo sobre la
historia de Napoleón Bonaparte.
Pero Germáncomo todo joven del momento no podía quedarse
sin hacer nada, su padre habló con un dentista amigo Pedro Alvarado, para que
pusiera al muchacho a aprender y a trabajar, y así fue… “arreglé y saqué
muelas”.
Consiente de la necesidad de trabajar, le pone voluntad y
ahínco a sus funciones como el auxiliar del dentista, pero no se sentía a gusto.
Tenía como hábito leer las caricaturas, citas y
predicciones que venían en los almanaques de las medicinas y un día leyó: Si le
gusta echar tijeras, métase a sastre!. Asumió esa frase como el designio de su
vida, dejó su labor en la salud bucal y le pidió a su padre que lo enseñara,
que él quería ser sastre.
Don Gerónimo Plaza había sido, al igual como lo es hoy,
su hijo, un sastre reconocido y con muchos clientes, para él significó mucho
que su hijo siguiera su oficio y lo tomara como ejemplo.
Cómo era su padre?
-Papá fue siempre muy amable y compresivo.
Y con sus ojos claros empañados por el recuerdo lleno de
nostalgia y admiración por sus padres, Germánno escatimó en poner en sus labios
a su madre… “mamá era bella! Muy bella! Era blanca, rosadita, de pelo largo
negro…era dulciiiiita”.
La Predilecta, se llamaba la sastrería del maestro Plaza,
negocio que logró sacar adelante a su familia, siete hijos y una dulce esposa, y
allí junto a su padre, Germán aprendió la técnica para ser uno de sus ayudantes.
Cómo fue la experiencia de tener de jefe a su propio
padre?
-Fue muy bien, yo aprendí mucho de él. Papá usaba el
corte francés, para confeccionar las prendas y con ese corte me enseñó, pero yo
empecé a notar que tenía varias fallas y trataba por mi propia manera de
mejorar, pero una vez llegó un viajero italiano llamado Enzo, que nos traía
telas y cortes y me dijo: mira Germánte tengo un regalo, un corte de tela para
un flux y un libro con el método de corte americano… rapidito me lo leí,
estudié los patones y lo puse en práctica, era un método más exacto y las
piezas quedaban perfectas.
En 1951, llegó desde Pedernales un señor buscando
personal para montar una sastrería en el estado Delta Amacuro, en virtud del
auge de la industria petrolera, se fueron los tres ayudantes de don Gerónimo,
su hijo, el maestro Gumer y Ramón Mata, llegaron en un vapor costanero, se
instalaron y por casi dos años lograron realizar sus creaciones y ahorrar un
dinerito para regresar.
Tras el regreso a su tierra natal, Germánse encuentra con
dos situaciones determinantes en su vida. La primera, antes de irse a
Pedernales, el ayudante de sastre, vivía una historia de amor con una chica
hermosa llamada Delia Tang y a quien conoció en el Teatro Rex, él iba todos los
días empaltolado, a ver películas mexicanas y argentinas y a encontrarse con la
joven que trabajaba en la taquilla, ese amor fue tomando cuerpo y con los
ahorros producto de su trabajo, deciden contraer matrimonio. La segunda,
correspondiente a la situación política y social, su padre don Gerónimo, era
militante del partido Acción Democrática, postura que le costó estar preso
varias veces en la época de Pérez Jiménez, cierta vez le tocó compartir celda
con un farmaceuta de El Pilar y a quien don Gerónimo le comentó algunos síntomas
que le aquejaban. El amigo alarmado por las descripciones, le asoma la
posibilidad que sea diabético, diagnostico
confirmado posteriormente por médicos y exámenes pertinentes. El
deterioro de la salud de padre generó que Germán quedara a cargo de La Predilecta.
“Tenía
muchos clientes, los que heredé de papá y los que hice yo”
Además de administrar La Predilecta, con unos amigos
fundan en El Pilar una escuela de oficio, él era el encargado del área de la
sastrería, Iginio Fuentes de plomería, Trina de Ordosgoitti en repostería,
también había peluquería y la directora de esta iniciativa era la señora Reina
de Domínguez.
De la unión de Germán con Delia, nacen cinco hijos; Marínela,
German Enrique, Javier, Ismael Alfredo y José Gregorio, según la descripción de
su padre, todos son amables, educados y amorosos. El cuarto hijo, Ismael tenía
parálisis cerebral y pese a los pronósticos logró vivir hasta la edad de 25
años. Germán al recordar a su hijo, permite de nuevo que su mirada se nuble con
lágrimas,… “ya yo no vivía con Delia cuando el murió, y yo no sé si era porque
era discapacitado pero yo lo quería demasiado y lo sigo queriendo”. Por los
Plaza Tang, Germáncuenta con 8 nietos y 2 bisnietos. Fuera del matrimonio
German comparte su cariño de padre con Nancy y Orgal José.
Cómo es como padre?
-Siempre he procurado ser buen padre, atender a mis
hijos, y apoyarlos para que estudien.
Que significa ser abuelo y bisabuelo?
-Es divino es una bendición de dios.
Germánhizo toda su vida en Carúpano, continuó el legado
de su padre con La Predilecta, sastrería a su mando durante 63 años y los que
vienen, entiende que su pasión es su trabajo y su sueño es nunca dejar de estar
activo.
-Yo sé que estoy viejo, y ya hay muchas cosas que no
puedo hacer, pero por eso mismo, hoy en día trabajo mucho más que cuando era
joven, yo creo que si dejo de coser me muero y el día que no abro la sastrería
me fastidio.
“He
conocido muchas personas que se jubilan, se fastidian y se mueren”
Y Carúpano?
-Yo amo tanto a Carúpano, que nunca me pude ir
definitivamente para ningún lado y ya no quiero salir de aquí. Pero Carúpano ha
cambiado mucho y para mal, antes era un oasis, el calor es cada día más fuerte.
Recuerdo que después de cenar mis padres y nosotros, sus hijos, nos sentábamos
en la puerta de la casa hasta tarde a hablar y volteabas la cara hacia la calle
y veías aquel poco e´ gente sentados en las puertas de sus casas, eso era bello
y ya se perdió.
“Tengo
ganas de comenzar a devolver el tiempo, el año que viene en vez de cumplir 89,
voy a cumplir 88”
GermánPlaza, digno ejemplo de lucha y tenacidad, disfruta
enormemente de un buen bolero y un tango, entiende que la vida hay que vivirla y
con su experiencia y gratitud, tomándome de la mano, mirándome con sus ojos
claros y ofreciéndome su amistad, pronunció un regalo de vida: “nunca le des más importancia a las cosas
que la importancia que le merece”.
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