Diciembre 2012
Lina Longart de Villarroeles
la empanadera de la Plaza Santa Rosa y para ella,
Lo mejor de la vida es tener experiencia
La
señora Lina, tiene 33 años haciendo empanadas, hoy en día, entiende que su
puesto en la Plaza Santa Rosa es una empresa y con ella se cubren todas las
necesidades.
Con
mucho cariño, una gran sonrisa en sus labios, mirada de madre y abuela y olor a
aceite caliente y cazón recién guisado, comienza el encuentro con quien durante
21 años en el mismo sitio y haciendo empanadas, ha sido testigo de la vida de
muchos y ha logrado deleitar paladares con su exquisita empanada carupanera.
Los
padres de Lina, son oriundos de Caratalito, Laura Mercedes Marcano quien dedicó
su vida a ser ama de casa, a criar muchachos y a hacer arepa, cachapa y bollo
para vender, actualmente tiene 73 años y también hace empanada a la par de su
hija y Pedro Nolasco Longart, ya fallecido era albañil y maestro de obra,
hombre trabajador y muy cariñoso.
Laura
y Pedro, tuvieron cinco hijos, Damaris Teresa, Lina Mercedes, Nancy Josefina,
Pedro Saúl y Alicia del Valle, todos son fieles representantes de los legados
de sus padres, el amor y el trabajo.
Lina
tuvo una infancia bonita, muy tranquila,…aunque ella dice haber sido avispada,
y seguramente curiosa, con muchas ganas de aprender y disposición para hacerlo,
disfrutaba horas de su día jugando muñeca, se entretenía tanto con su juego que
tenían que regañarla para que lo dejara. De niña y adolescente, Lina compartía
su tiempo entre Carúpano y Caratalito, le encantaba en campo y recuerda no
haberle visto fin a los sembradíos y a disfrutar del rocio de la mañana.
“Yo viví la historia de la Caperucita
Roja, pero en aquel momento no había lobo, mi mamá me mandaba en burro a
llevarle la comida a mi abuela, que vivía metida entre la montaña y lo único
que se escuchaba era el cantar de los pájaros y de los grillos”
Su
escolaridad transcurrió en la escuela rural de Chipi-chipi, en la escuela María
Reina de López en San Martin y en el liceo Tavera Acosta, donde llegó hasta
tercer año y no continuó estudiando.
Eras
buena estudiando?
-Si!
Muy buena, me encantaba estudiar, yo tenía muy buena memoria, no sé porque no
seguí.Me puse a trabajar en casa de familia y lo dejé, pero a mí me encantaba
estudiar. Cuando estaba estudiando, en lo que salía de clases me iba a trabajar
con mi mama a vender arepa, bollo y cachapa y eran tan sabrosos que en menos de
dos cuadras vendía todo.
Lina
supo administrar su tiempo, mientras estudiaba trabajaba en casa de familia,
todas las señoras con quien colaboró la apreciaban y consideraban mucho, cuando
tenía 14 años vio por primera vez al que, 4 añosdespués, se convertiría en su
esposo, padre de sus 6 hijos, y compañero desde hace 37 años, su nombre:
Domingo Villarroel.
Cómo
fue descubrir el amor en compañía del señor Domingo?
-Fue
un amor muy bonito, nos conocimos mirándonos, él vivía cerca de la casa y
teníamos que cargar agua, en ese momento nos mirábamos mucho, pero no nos
decíamos nada, nos enamoramos con las miradas y todavía, todo nos lo decimos
con hechos y no con palabras.
Cuantos
hijos tienen?
-Buscando
el varón tuvimos 3 hembras, en total son 6, Lina Rosiris, Rosa María, Laura
Mercedes, Luis Maddyel, Douglas Lisney y Abimael Josue. El único que no estudió
fue Douglas pero esta dedicado a la palabra del señor, los demás toditos
estudiaron, Rosa, Laura y Luis son educadores, Lina está en sexto semestre de
Medicina en Puerto la Cruz y Abimael también vive allá pero estudia Ingeniería
en Petróleo.
Lina
cuenta, que no es mujer de escándalo ni de gritos, que cuando se pone “seria”
es indiferente, y que con su marido las pocas veces que ha sido necesario la
indiferencia le ha funcionado.En dos oportunidades sin mediar explicación se
alejó de su pareja y en aquel momento las distancias en Carúpano eran enormes y
las calles no tan provisorias. La primera vez se fue a trabajar fija a una casa
de familia en El Muco, y el por intuición la encontró, tenían como una especie
de comunicación telepática. La vez siguiente fue más drástica agarró sus
muchachos y se metió en una casita en la calle Miranda, pasaron 4 meses más o
menos y al final…Domingo consiguió a Lina, solamente con la intuición… de su
cercana presencia.
“Si le buscas la solución al problema lo
agrandas, hay que darle tiempo al tiempo”
Llega
a trabajar en la casa de Elinor Solano, ella significó un gran apoyo para Lina
y su familia, la señora Solano no teníadescendencia y poco a poco le fue
tomando tanto cariño al personaje de hoy, que al morir le dejó un pedazo
hermoso de su casa, como una especie de anexo, que posteriormente con la
colaboración de los abogados Luis Giuliani y Gustavo Rodríguez, se colocó a su
nombre.
Cuánto
tiempo pasa trabajando en casa de familia?
-Bueno
yo trabajaba primero fija, y después trabajé por día, casi todas las casas
donde yo trabajaba estaban cerca de la Plaza Santa Rosa, pase 10 años en eso.
Pero mamá y yo no veíamos oportunidad en montar un puesto de comida para
vender, hacíamos empanada, pollo frito y tostadas…pero no teníamos puesto fijo,
nos poníamos en la Plaza Suniaga, en Carnavales en la avenida, en Semana Santa
en la Plaza Santa Rosa, el Día de los Muertos en el Cementerio General y así
íbamos.
“Los olores eran tan buenos, que
llegaban a todas partes y la gente hacia cola para comprar”
Y
fue entonces cuando decidió dejar las casas de familia y dedicarse a la
empanada?
-No,
un día una muchacha me ofreció trabajar en Propisca y un vecino me acompañó
porque también estaba buscando trabajo, había un gentío en la puerta y me
escogieron a mí. Me dieron trabajo como limpiadora de atún, pero la única
condición que yo puse para quedarme trabajando era que contrataran también a mi
vecinito, (risas) y lo dejaron trabajando también. Ya con el trabajo de
Propisca no podía seguir ayudando a las señoras en su casa, pero mi turno era
desde las 2 de la tarde hasta las 11 de la noche y fue cuando mamá y yo
decidimos montar el puesto de empanadas de la Plaza Santa Rosa, ya hace de eso
21 años.
Cómo
combinó el trabajo en Propisca con el de la empanada?
-Bueno
al principio pase 3 años nada mas con Propisca y los siguientes 3 años si iba
para Propisca y atendía el puesto. Tempranito hacia los oficios de la casa,
atendía a los muchachos y dejaba todo listo, los mandaba para sus escuelas y
montaba el puesto a eso de las 7 o 7:30 de la mañana, vendía empanada hasta que
me diera la hora para irme a limpiar atún y en la tarde lo atendía mamá. La empresa
cerró y fue cuando decido quedarme en el puesto de empanada y seguimos igual,
yo en la mañana y mamá en la tarde, lo que yo haga es mío y lo que ella haga es
de ella.
“Como yo trabajaba todo el día, dejaba
todo listo y le dejaba el televisor prendido a los muchachos y ya ellos sabían
que cuando comenzaba el Himno Nacional, tenían que sentarse a comer”
Hacen
las mejores empanadas de Carúpano?
-Así
dice la gente, ya tenemos clientes fijos y sabemos lo que les gusta. Pero no
todos los clientes son fáciles, pero nosotras a todos los tratamos con cariño,
hay clientes que exigen mucho y otros que hasta nos ayudan a vender.
Lina
no ha dejado de estudiar, estando trabajando en Propisca realizó cursos de
Supervisión y Conservación de Alimentos, se ha capacitado en Ventas y Atención
al Público, y hasta durante un año consecutivo participó de una preparación
ofrecida por NaturalsSunShine sobre medicina Natural, también conserva su
certificado por haber realizado el Discipulado, capacitación propia de la
Iglesia Evangélica.
Lina
y sus hermanos nacieron en el evangelio, ya que Laura y Pedro, estando en
Caratalito pertenecían a esta religión, pero hace 5 años, Lina y su familia,
reconocen al señor como único salvador, asisten y participan de todas las
actividades que se realizan en la Iglesia Luz del Mundo
Tiene
10 nietos, y ha participado en la crianza de varios de ellos. Se siente una abuela muy querida y
malcriadora y con mucha experiencia para llevarlos por el buen camino.
El
puesto de empanada de la Plaza Santa Rosa, con el transcurrir del tiempo se ha
convertido en una referencia culinaria obligatoria de Paria, Lina y su madre,
la señora que mira bonito y sonríe paz…Laura, están entrenando a otros miembros
de la familia para que la tradición de las empanadas no se pierda y la empresa
continúe vigente.
Toda
su vida, se ha basado en pruebas, y para ella la mejor forma de superar la
pruebas en apoyándose en Dios y aprendiendo de las experiencias, asegura que si
muchos tuviéramos experiencia no habría necesidad de pasar por los momentos
difíciles, pero la experiencia sólo la da el tiempo.
Entre
olores y sabores culmina este grato encuentro…impecable en su pensamiento y en
su sentir, Lina ha obrado desde la bondad, y humildad… al extender, con sus
manos, la masa de las empanadas, le extiende a su nutrida clientela, un trocito
de sí misma. Y cuanto sabor tiene su vida!
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