Febrero 2013
Alejandro Marsella
Carúpano es mi
vida, no lo cambio por nada
Alejandro Marsella, es abogado y Notario de Carúpano
desde hace 10 años. Creció y aun vive en “El Conuco” en Canchunchú Florido, es el
único hijo de Luis Mariano Rivera con Maximina “La Negra” Marsella. Lleva en su
sonrisa la simplicidad de lo humano y en su mirada la experiencia de una vida,
llena de letras, poesía, historias, canciones y exigencias.
Su padre, cantante,
compositor, poeta y dramaturgo popular venezolano; su madre, “La Negra” ama de
casa, especialista en sancocho, siempre pendiente de actividad de su marido y
los dos lo enseñaron, como lección de vida, a darle el valor a las cosas más
sencillas de la vida.
Alejandro nace en la población La Ceiba del municipio Benítez,
pero su infancia transcurre en el Rancho de Luis Mariano en Canchunchú Florido,
sin luz eléctrica. Se recuerda como un niño rural, muy sabido de las
actividades propias del campo, pero al enfrentarse con otra realidad, era muy
tímido. A los 12 años se traslada con sus padres a la población de Güiria de la
Costa, porque al viejo Luis Mariano le habían ofrecido como inspector del
trabajo, allí fue su primer impacto con lo distinto.
Todo aquel que rodeara a Luis Mariano Rivera, lo ponía
a cantar, a recitar…a ser parte de su arte. La Negra, no solo era su compañera,
sino que era una especie de apuntadora viviente, cuando Luis Mariano se le
ocurría una música la silbaba y le decía…Negrita! Escucha esto y apréndetelo. Y
así lo hacía, al poco tiempo el viejo le preguntaba por aquella musiquita que se
le había ocurrido y la Negra se la recreaba.
Alejandro no fue la excepción del caso, desde muy niño
tuvo que cantar, recitar y actuar, se aprendió varios poemas y hasta debutó en
la Hora Infantil de Radio Carúpano. Tenía una retentiva impresionante, tan solo
con escuchar con atención, por ejemplo a José Gregorio Marcano declamando sus
decimas para la Virgen del Valle, el se las aprendía y la decía tal cual.
También aprendió de memoria varios versos negros, de Nicolás Guillen y de otros
poetas.
“Tuve la fortuna
de aprender a cantar, pero me gustaba mucho recitar”
-Antes de irnos para Güiria, yo estudiaba en el Grupo
Escolar Republica de Haití, y aunque mi escuela quedaba en Carúpano, yo no tenía
más contacto con la civilización, del conuco para la escuela. En aquella época el
uniforme de los niños era con guardapolvo, como una especie de delantal. Cuando
llegamos Güiria y me tocó ir a clases en la escuela Alejandro Villanueva, mi
mamá, me lavó, almidonó y planchó el guardapolvo que usaba en Carúpano,… eso
quedó blanquiiiito!…y yo me fui muy tranquilo para mi primer día de clases,
cuando llego a la escuela, me doy cuenta que no se usaba eso y todo los niños
se comenzaron a burlar de mí, me llamaban palette,
me tocaban el guardapolvo y se reían, yo no entendía que estaba pasando, pero
me sentí tan mal que me fui corriendo para mi casa.
Dada la influencia de Trinidad y Tobago en Güiria de
la Costa, y su diversidad cultural, se tendía a hablar con una mezcla entre
español, inglés y francés, el término palette,
es de origen gálico, y su significado es paleta, podría entenderse entonces,
que en aquel momento los niños se burlaron de Alejandro por ir a la escuela
disfrazado de heladero.
A los 16 años regresan a Carúpano y por la edad le
toca culminar su primaria en la modalidad nocturna de la escuela J. J. Martínez
Mata, llamada Agustín García Padilla y dirigida por el profesor Aquiles
Rodríguez. La situación económica de la familia Rivera comienza a decaer y deciden
abrir una pequeña bodega, en su propia casa a la que llamaron “El Conuco”, con
la idea de suplir las necesidades de la creciente comunidad de Charallave.
Alejandro era el encargado, y así combinó sus estudios con el trabajo…, pero la
bodega “El Conuco”, mas rápido de lo que pensaban, fue creciendo y se convirtió
el Bar “El Conuco” y hasta llegó a ser una discoteca.
Como recuerda “El Conuco”?
-Fue un sitio muy bonito, fue el primero en usar la
media luz, era la única discoteca que tenia ambiente campestre, era de techo de
carata y lámparas de tapara, mi viejo construyó allí mismo un pequeño teatro y
contamos con la visita del Quinteto Contrapunto, Yolanda Moreno, María
Auristela Guanche, Alirio Díaz, Víctor Morillo; Simón Díaz, Rafael Montaño y
muchos más. Ellos iban a visitar al viejo y al final se armaba la pachanga y se
presentaban en el teatro de “El Conuco”. Siendo solo un muchacho, a los 16
años, Alejandro engendra su primera hija, y por ser tan joven el viejo Luis
Mariano la reconoce legalmente y se llama María Cerecita Rivera.
Mientras Alejandro se encargaba de “El Conuco”, inició
sus estudios de bachillerato, también nocturno, en el liceo Simón Rodríguez,
recuerda con asombro que para aquel entonces no existía ruta nocturna, así que
al salir de clases a eso de las 9:45 de la noche, emprendía una travesía a pie
de 1:45 minutos hasta llegar a su casa y como los viejos se iban a dormir, y él
era el encargado del negocio familiar…allí comenzaba tu faena laboral…día tras
día y noche tras noche.
Antes de egresar como bachiller en humanidades, se
casa con Berta, maravillosa mujer que conoció en “El Conuco”. Ella es de
Caracas y allá tenía trabajo, pues decide irse tras el amor a probar suerte en
la capital, era la segunda vez que pisaba Caracas y tenía que trabajar, ya era
un hombre casado, hizo varias suplencias en la escuela donde trabajaba su
esposa hasta que un día a través de un amigo, le ofrecieron el cargo de
repartidor en la empresa IECA, fábrica de rejillas de aluminio para aires
acondicionados.
Como fue la experiencia con su primer trabajo?
-Bueno, todo fue muy cómico, la empresa era de unos
italianos, recuerdo que me preguntaron si sabía manejar, y yo dije, si como no;
la oficina quedaba en Los Dos Caminos y la fabrica en Puerto la Cruz. Me
mandaron a Puerto La Cruz a formarme durante una semana y a conocer los
productos, cuando termino la semana, cual es mi sorpresa que el italiano me
lleva a comprar un furgoneta, a nombre de la empresa, pero asignada totalmente
a mí, y con ese carro nuevo yo tenía que trabajar en Caracas, agarro el carro
nuevo y me lo llevo para Caracas, ay mama! Cuando tenía que cobrar una factura
y no sabía llegar…me montaba en la utopista y de allí no salía, pa´ arriba y
pa´ abajo, hasta que decidí guardar la camioneta en el estacionamiento de la
casa en Coche e irme el carrito por puesto… así conocí Caracas completica!.Yo
tengo mucho que agradecerle a ellos, me tomaron un cariño y una confianza
impresionante y yo lo único que hice, fue portarme bien.
“Yo manejaba en Carúpano
pero no en Caracas”
Ya para ese momento se había inscrito en la
Universidad Santa María para estudiar Derecho, allí estudio por 2 años, hasta
que la Universidad Central de Venezuela reactivó sus actividades y pidió cambio
y se graduó.
Con el título en la mano y aun conservando el mismo
trabajo, le ofrecen en la empresa un ascenso para que ejerciera como abogado,
pero él no muestra interés en la oferta y se empeña en trasladarse junto con su
familia a Carúpano.
Que hizo al llegar a Carúpano?
-Monté una oficina junto con un gran amigo de Playa
Grande, Chuvalle, nosotros egresamos juntos del liceo y de la universidad.
Luego nos mudamos a otra más grande, ejercí mi profesión hasta el 2003, que un
amigo me recomendó para que fuera el Notario de Carúpano y yo dije que si, era
un trabajo más estable y más tranquilo…ya llevo 10 años allí.
A Alejandro no le gusta la rutina, y por eso ha hecho
de su lugar de trabajo un sitio ameno y alegre, provoca sentarse frente a él a
consultarle algo, es un señor muy amable, cercano, noble y siempre está
dispuesto ayudar, sin olvidar su magnífica condición, de tener por lo
general…muy buen humor.
Después de mantenerse casado con Berta durante más de
una década y con quien tuvo tres hijos, Luis Mariano, Alejandro y Alejandra, se
divorcia y conoce a la su colega Lídice Carmona, con ella procrea dos hijos
mas, Pedro Alejandro y Sofía Claret.
Como es su relación con sus hijos?
-Con todos es excelente, yo les doy amor y ellos me lo
devuelven, me consienten muchísimo y yo lo único que les pido es que se hagan
buenos ciudadanos y que no dejen de consentirme jamás.
Es mucha responsabilidad ser hijo de Luis Mariano
Rivera?
-Si la es, siempre me llaman como “el hijo de Luis
Mariano” o “el negro de Luis Mariano”, yo tengo que estar muy pendiente de
todo, tengo que mantener su legado.
“Yo fui el único
hijo que vivió con él toda su vida”
Alejandro Marsella, es un hombre que ama la poesía, la
historia y la literatura, su nostalgia, como la de muchos, está es el recuerdo
y se entristece con la injusticia social, disfruta y valora la amistad, como un
gran tesoro, entiende que las cosas bellas que tiene la vida tienen que tener
un toque divino. Su mano esta presta para atender y ayudar a todo el que lo
necesite, es un carupanero con quien que provoca conversar, sus risas son
contagiosas y sus cuentos divertidos. A su lado se respira humildad, sencillez
y espiritualidad. Amigo a toda prueba, padre afectuoso, ciudadano ejemplar y
hombre integro. Todo un buen hombre “en el buen sentido de la palabra” como
escribiría el gran poeta español Machado.
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