Septiembre 2013
Para
Ricardo Mata, Cronista del Municipio Bermúdez
“La experiencia debe volverse sonrisa.”
Antonio
Marcano, quien fuera en la época de Pérez Jiménez, Prefecto de El Pilar y
Domitila Dominga Mata, dedicada a los oficios del hogar, tuvieron nueve hijos,
el quinto fue Ricardo. La señora Domitila, siempre consideró que era mejor
criar a sus hijos en un lugar más urbanizado que donde nacieron, El Pilar. Y
estando Ricardo de meses se vienen a vivir a Carúpano y se instalan en la casa
de la familia Mata en calle San Félix. Esta decisión trajo como consecuencia
que el señor Antonio, voluntariamente se quedará atendiendo la hacienda
familiar en el municipio Benítez, y el contacto de Ricardo con su padre, fue
mermando paulatinamente, conserva pocos recuerdos, mas sin embargo considera
que su fallecimiento significó una gran pérdida, valorando que sólo tenía nueve
años.
Dice
que era como todos los niños orientales, curioso inquieto y tremendo. Evoca con
picardía cuando con el barro de la calle San Félix, que aun no la habían
asfaltado, hacía junto con sus hermanos y amigos peloticas de tierra y las
pegaba de las paredes de las casas vecinas.
Al
quedar viuda la señora Domitila, se vio en la necesidad de buscar recursos
económicos y es cuando en la puerta de su casa monta un puesto de empanadas y
hacía arepas por encargo para los restaurantes Choguí y Bostón, sus hijos la
ayudaban con la realización, venta y distribución. Su madre siempre tuvo
presente una meta, quería que todos sus hijos estudiaran y así lo logró, hoy en
día todos son profesionales, mérito que la llena de orgullo y alegría.
Ricardo
estudió en la Escuela República de Haití, en la Escuela Artesanal de Carúpano y
hasta tercer año en el turno nocturno del Liceo Tavera Acosta, tenía que ser
así, puesto que de día trabajaba con su madre y era ayudante de zapatero, hasta
que un día le dijo a la señora Domitila, muy convencido del asunto, que
necesitaba y quería estudiar de día, porque él sentía que servía para eso. Al
recordar esta anécdota su sonrisa se ilumina de nostalgia y risas, era toda una
osadía y a la vez una tremendura. Y Ricardo se gradúa en bachiller en
humanidades del turno diurno en el Liceo Simón Rodríguez.
Durante
su escolaridad, se caracterizó por ser muy buen estudiante, condición que lo
ayudó a entrar en la escuela de derecho de la Universidad Central de Venezuela,
tal como lo había soñado desde niño. Decidió cursar en la misma casa de estudios
también la carrera de Bibliotecología, motivado a seguir el ejemplo de dos
amigos carupaneros Carlos Julio Tavera y Luis Alberto Giulliani, que realizaban
estudios paralelos, derecho en la UCV y Educación mención Historia en el
Pedagógico de Caracas.
Pero
logró culminar las dos carreras?
-No,
ninguna. Cuando estaba en el primer semestre, ayudé a una señora a cruzar la
calle y al momento de agradecerme me dijo que yo me parecía mucho a su hijo que
vivía en la Rusia, y a mí me llamó mucho la atención y le pregunte que cómo
hacia para llegar hasta allá y me indicó la dirección de la Casa de la Amistad
Ruso-Venezolana.
Ricardo
se postula como aspirante a realizar estudios universitarios en Rusia y sale
seleccionado entre, los 27 afortunados de 105 aspirantes, de nuevo recalca que
sus calificaciones de bachillerato lo ayudaron mucho.
Qué
dijo la señora Domitila de la idea de irse tan lejos?
-Cuando
me enteré que salí seleccionado, me vine inmediatamente a Carúpano y le conté y
me dijo: de verdad quieres irte? Si, le respondí. Y no hay nada que te lo pueda
impedir? No, nada… y me dijo: anda, no quiero que mañana en caso de fracasar
digas que yo te tronché tus estudios. Y esa frase marcó mi vida para siempre…no
me permití fracasar en mis estudios. Me fui a Rusia con permiso de mamá pero
sin la venia de mis hermanos, ellos no estaban de acuerdo.
En
1983, Ricardo Mata se gradúa en la Escuela de Ciencias Históricas en la
Universidad Estatal de Veronezh, en Rusia con el título de Master Off Arts
History Science. Permanece 6 años en ese país, y durante su estadía conoce a
Svieta, una joven rusa, de quien se enamora y con quien contrae matrimonio casi
inmediatamente después de graduarse. Expresa, que a ella le debe su carrera,
por su gran apoyo y compañía.
Ricardo
regresa a Venezuela y deja a su esposa embarazada, en Rusia, por medio de
cartas manuscritas se comunicaban y se profesaban amor, hasta que se enteró por
esa misma vía que su hija había muerto al nacer y su amada Svieta pocos días
después de haber parido. Siente que ahora el gran reto que le pone la vida es
regresar a Rusia y visitar la morada de estas dos damas que marcaron su vida y
que le es imposible olvidar.
“La partida de las dos, significó mucho
para mí, pero lejos de deprimirme fue como un impulso para seguir haciendo las
cosas bien”
Cómo
se inserta en el campo laboral?
-Bueno,
Luis Adonis Romero, que en ese momento era el jefe del Departamento de
Antropología de la Dirección de Cultura del Estado Sucre, me ofrece el cargo de
antropólogo I y allí llego hasta el tercer escalafón, también fui jefe del
Departamento de Antropología del Ateneo de Carúpano, institución que me brindó
un gran apoyo al igual la señora Rosa de Bethermyt. También colaboré en la
creación de la Asociación de Cronistas del estado Sucre, en el Museo Histórico
de Carúpano, soy presidente de la Academia de la Historia capitulo Paria y
desde el 2007 me nombran Cronista del Municipio Bermúdez.
Desde
hace 17 años se despeña como docente de Historia de la Cultura en la
Universidad de Oriente, es doctor en Ciencias Sociales, forma parte de los
investigadores del Instituto de Estudios Étnicos y Tradicionales de Paria, ha
organizado coloquios y jornadas de historia. Nunca se ha desvinculado de su
gran pasión… el conocimiento y la historia
Durante
todo su desarrollo profesional, Ricardo se une con una carupanera, con quien
tiene tres hijos, a quienes ama y les dedica su vida, junto a su historia y sus
libros.
Ricardo,
su hijo mayor, es actor, adora el teatro y posee una alegría que lo
caracteriza. A Rosalys Svieta, la define como una mujer seria, muy curiosa y
con un carácter especial, tiene un noble corazón y su gran valor es la
persistencia. Andreina, al igual que su hijo mayor, es muy alegre, se ríe
mucho… “si risa trona en las montañas abrigan Carúpano.”
“Mis hijos son todo para mi, todo en mi
vida, mi vida gira en torno a ellos”
Ricardo
Mata, disfruta mucho estar en su casa y leyendo en una hamaca. Admira la poesía
y la posición ante la vida de Pablo Neruda. Invierte tiempo reflexionando sobre
la obra del libertador. Prefiere la salsa como género musical pero se deleita
recordando con los Beatles y los Bee Gees y producto de toda su inquietud,
escribe poesía y cuentos infantiles.
“La experiencia enaltece al ser humano,
la vida es un tamiz, que depura y filtra, y la única forma de ser humilde,
condición que aplaudo fuertemente, es acumulando vivencias.”
Ricardo,
para sentirse vivo, trajina las calles para percibir la diversidad, trajina la
lectura para volver a la experiencia. Y usa esa experiencia de la página
trajinada y del libro leído para nutrirse siempre, hasta de él mismo. “La experiencia debe volverse sonrisa.”
-A
Carúpano le debo todo, y muy a pesar de lo que me ha tocado vivir, sigo
creyendo en Carúpano. Los sueños son esperanzas, sueño con seguir predicando la
bondad, todos los días, aceptando al otro y erradicando el odio. La vida es una
constante lucha y esa esperanza es el sueño de ver a Carúpano ser una tierra
feliz, donde quepan todos. En el siglo XIX se decía que Carúpano era una tacita
de oro, por cómo se veía en la noche desde el mar… todo alumbrado. Así sueño
que sea de nuevo.
El
cronista, ve con preocupación la pérdida de la identidad carupanera, afirma que
no se ha sabido valorar la ciudad, ha habido muchas injusticias, destruyendo
siempre lo construido. Y que al no haber sentido de pertenecía no puede haber
identidad, es necesario que exista un proyecto de ciudad visualizado de
cerquita. El carupanero tiene que querer más a su tierra, a su gente, a su
historia; durante mucho tiempo este gentilicio no solo en el territorio
nacional sino en el mundo entero, fue una referencia de progreso.
Con
su mirada clara y su particular cortesía, Ricardo se nos presenta como un
hombre libre, sin grandes apegos, donde el silencio es parte de su lenguaje y
la importancia histórica, parte de su ser. En un personaje sentimental, que con
el trajín de la vida ha aprendido a ser profundamente bueno, sencillo y
agradecido.
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